A menudo hablamos de baja, media o alta montaña pero….¿Sabrías diferenciar unas de otras? Y aún más…¿Puede ser que vayamos en manga corta en alta montaña y forrados de plumas en baja montaña? Hoy hablamos de la clasificación de las montañas.
Es habitual que, al hablar de montañas, utilicemos algunos calificativos para clasificarlas, como Baja, Media, Alta y Muy Alta Montaña.
Pero no encontraremos ninguna línea pintada en ellas para marcar en cuál de ellas estamos.
Clasificación de las montañas: ¿Por qué se utilizan esos términos?
Las montañas ocupan solo una pequeña porción del espesor de la atmósfera.
Las más altas se elevan menos de 9 kilómetros de la superficie terrestre, mientras que la exosfera supera varios cientos de kilómetros de altitud.
Atendiendo a la altitud, históricamente la clasificación de las montañas se ha dividido tal que así:
- Baja Montaña.
- Montaña Media.
- Alta Montaña.
- Muy Alta Montaña.
Tanto esos nombres como la altitud a la que se les otorga no son referencias fijas, y podemos encontrar otras clasificaciones.
En la escala que hemos escogido, es la relación con el ser humano la que sirve como guía.
Clasificación de las montañas
Baja Montaña
Considerada hasta los 1.500 metros de altitud, apenas somete a nuestro cuerpo a cambios mínimos. Y es que la presión atmosférica y la disponibilidad de oxígeno consiguiente se modifican muy poco.
Media Montaña
Llamamos Media Montaña a la franja entre los 1.500 y los 2.500 metros de altitud.
En ella la presión parcial de oxígeno se hace algo menor, pero nuestro organismo, en condiciones normales, tiene recursos para hacer frente a la situación.
Alta Montaña
A partir de los 2.500 metros entramos en el entorno llamado Alta Montaña.
Algunas propuestas elevan esta zona hasta las cimas más elevadas del planeta, sin establecer más opciones…
Muy Alta Montaña
…pero otras consideran la existencia también de la Muy Alta Montaña, o Extrema Altitud, que comenzaría a partir de los 5.500 metros y vendría a marcar las zonas en las que ya no hay poblaciones establecidas de forma permanente.
Rango de altitudes | Presión atmosférica | |
Baja Montaña
|
0 a 1.500 metros | 1013 – 846 mbar |
Montaña Media
|
1.501 a 2.500 metros | 845 – 747 mbar |
Alta Montaña
|
2.501 a 5.500 metros | 746 – 505 mbar |
Muy Alta Montaña
|
5.501 a 8.848 metros | 504 – 314 mbar |
A medida que la altitud crece y la presión atmosférica disminuye, nuestro cuerpo experimenta una disminución del rendimiento físico y puede sufrir alteraciones de la salud, como el edema pulmonar de altitud, edema cerebral o el denominado Mal Agudo de Montaña.
Gracias a la capacidad de adaptación que posee nuestro cuerpo, la merma de capacidad física no es lineal.
Notaremos poco cambio hasta llegar a unos 3.500 metros, en los que ya perdemos más de un 10%, mientras que cerca de la cima del Everest apenas nos queda un 15% de la capacidad aeróbica que tenemos a nivel del mar, tal como vemos en la siguiente gráfica:
Además de la influencia sobre la salud y el rendimiento físico, cada una de esas denominaciones de la montaña implica cambios en factores, como…
- La temperatura ambiental.
- El grado de humedad.
- Las radiaciones.
¿Es la altitud lo que determina el material que debemos llevar en la montaña?
Por ello, a la hora de equiparnos, es natural tener en cuenta en qué franja se ubica nuestro objetivo montañero, ya que cabe esperar que las condiciones normales en las zonas de Alta y Muy Alta Montaña sean más extremas que en la Baja y Media.
Pero insisto: que nadie busque una raya en el suelo marcando la separación entre dichas zonas de clasificación de las montañas.
De hecho, en cimas de apenas 1.000 metros de altitud podemos estar sometidos a condiciones ambientales propias de la Alta Montaña.
Porque también influyen, ¡y mucho!, la latitud geográfica, la estación del año, o las condiciones meteorológicas del momento.
Sería injusto considerar similares los helados 2.100 metros del Kebnekaise, de Laponia, en el paralelo terrestre 67,5 N, con los resecos 2.100 metros de los Montes Hijaz, deArabia Saudí, en el paralelo 23 N.
Y está claro que los 3.404 metros del Aneto no presentan las mismas condiciones en febrero que en agosto.
Alta montaña e invierno se combinan haciendo imprescindible un buen equipamiento.
¿Y qué me dices de los Seguros?
Donde sí se aplican de forma estricta esas divisiones es en el ámbito de los seguros y en el judicial.
Una póliza de seguros que excluya las actividades en Alta Montaña no nos cubrirá si estamos por encima de esa cota de 2.500 metros.
Y el veredicto de una reclamación judicial en ese caso nos será desfavorable.
Explicado todo lo anterior, yo no prepararía mi equipaje o vestuario en función EXCLUSIVAMENTE de que mi objetivo esté clasificado en una u otra franja de las descritas.
De hecho, puedo llevar menos ropa de montaña a un trekking otoñal por el Khumbu, hasta más de 5.000 metros de altitud, que a una salida de fin de semana a los Picos de Europa, en una cota mucho más baja, pero en el mes de marzo.
Además de su altitud y consiguiente clasificación de si es Baja, Media, Alta o Muy Alta Montaña, que es un importante dato orientativo, tengamos también en cuenta la latitud geográfica, la temporada del año y cualquier otro factor local que modifique las condiciones ambientales del lugar que vamos a visitar.
Ahora que ya sabes cómo funciona el tema de la clasificación de las montañas, tal vez te interese echar un vistazo a estos otros post:
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Soy Kepa Lizarraga Sainz, Doctor en Medicina y Cirugía, Especialista en Medicina de la Educación Física y el Deporte y Diplomado en “Médicine et Biologíe des environnements extrêmes” por la Universidad de Burdeos.
He trabajado con deportistas de todos los niveles competitivos. Desde aficionado hasta élite mundial, y de especialidades tan diversas como el atletismo, el remo, piragüismo, ciclismo, triatlón, esquí en todas sus modalidades y, sobre todo, montañismo, que también practico.
Sobre el terreno, he sido médico de varias expediciones a las más altas cimas, cono el Everest y el K2, de largas travesías de montaña, como la Transpirenáica y de pruebas como el Campeonato del Mundo de Cross, de 1992, o la Universiada de invierno, en 1995, de Campeonatos del Mundo de Baloncesto femenino junior, de Cesta Punta o de Sokatira, de Campeonatos estatales de varios deportes, o médico de la Selección Española de Ciclismo femenino, por citar algunas pruebas.
He publicado varios libros sobre la Medicina aplicada a esos deportes, presentado comunicaciones científicas en Congresos internacionales y publicado más de 400 artículos de divulgación sobre Medicina del Deporte.
Actualmente colaboro, junto con mi hijo, Mikel Lizarraga Elejaga, en el Blog de montaña de Forum Sport.
Una información muy interesante tanto para el novel como el veterano a veces queremos explicarlo a quienes nos preguntan y algunas veces por no tener este conocimiento lo explicamos maL enhorabuena por la información tan precisa
¡Gracias por tu comentario Antonio! Esto nos anima a seguir trabajando… 🙂